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A28

La autopista es un mundo aparte. No-lugares en su esencia, libres de identidad y habitabilidad, lugares de paso y efímeros, donde la casualidad de los encuentros y desencuentros de miles de itinerarios les otorga cierto encanto. Lugares urbanos cada vez más característicos de las ciudades contemporáneas, que no nos permiten olvidar esta realidad, aunque camuflada en el entorno natural. Son kilómetros de duración incierta, que funcionan en sí mismos como destino. Son tan efímeros, que hasta en los elementos que se ven son familiares — el área de servicio, la fábrica de leche, los invernaderos infinitos, las vallas publicitarias llamativas — ejemplos de las similitudes encontradas en distintos lugares, que nos dan la ilusoria sensación que estamos recorriendo los mismos caminos. Son las ficciones creadas con las estelas de los aviones, las torres de electricidad, las casas solitarias en las colinas y los fardos de heno enrollados. Es la nostalgia de los kilómetros nocturnos, recorridos en una carrera contra la luna y la certeza de los cables que cruzan los árboles. Son paisajes de los que solo obtenemos visiones parciales, fugaces en lo efímero del momento, acumulados en nuestra memoria, que nos llevan a viajar, aunque sea momentáneamente, a otros lugares.

11 instantáneas 10.7 x 8.8 cm

10 instantáneas 6.2 x 4.6 cm

2019

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